Durante esta última semana se me ha pedido desde distintos medios de comunicación que como experta hablara sobre el aburrimiento infantil. Se acerca una época de vacaciones y los padres se preguntan: ¿Qué hacemos cuando nuestro hijo dice la tan oída frase: me aburro mamá? Como madre de tres hijos y psicóloga clínica me gustaria hacer una serie de reflexiones con el lector.
Desde que somos pequeños, la sociedad en la que vivimos fomenta una especie de terror por los tiempos muertos, como si dichos momentos fueran monstruos horribles, una plaga de la que debieramos huir. Los padres aprendemos a llenar esos huecos consumiendo, haciendo, llevando a nuestros hijos a múltiples actividades, argumentando que es preciso prepararlos para el futuro. Todo ello conlleva un sobreesfuerzo familiar, un desgaste energético y económico. “Consumimos tiempo” sin más. Todo esto lo veo reflejado una y otra vez en mi consulta con cuadros de ansiedad, depresión, déficit de atención e impulsividad no sólo en los niños sino en todo el entorno familiar.
Nos adormecemos y engañamos a través del miedo constante. “¡Proteja su futuro! ¡Contrate un seguro! ¡Firme un plan de pensiones! ¡Defienda su coche y su hogar frente a posibles desgracias!”
Ese adormecimiento atonta nuestros sentidos y ya hasta ¡nos asusta estar aburridos! Nos aterra simplemente ser nosotros mismos. Se nos vende el “tener” el “llenar“, frente al “ser” y el “estar”
¡Aburrirse, despierta nuestros sentidos! Animo al lector a “aburrirse” oliendo una flor, hablando con ese amigo que hace tiempo dejó de lado, escuchando el ruido del silencio, las olas, los pájaros. Pero sobre todo le animo a “escucharse interiormente”. Apague por un momento el Ipod, la radio de su coche, el ordenador, la televisión y dese tiempo para escuchar a su cuerpo, su gran aliado en el día a día. Seguro que le habla de muchas carencias que tal vez le asusten, pero que con sólo escucharlas estarán en camino de remediarse, sin necesidad de llenar ningún vacio, sin necesidad de “hacer por hacer”.
Después comparta esa experiencia a sus hijos Es buenos “aburrirse” en familia. Detrás del me aburro hay una llamada de atención ¡Compartamos tiempo simplemente hablando, riéndonos, leyendo algo juntos, pues sólo viviendo el presente, sin huir de nada, seremos capaces de formar adultos sanos a los que su cuerpo no les tenga que parar un dia con una crisis de angustia o un trastorno de alimentación.
Pilar Abeleira Alvarez
Psicóloga, Psicoterapeuta
Coordinadora de Psicosom
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